Diario De Guerra 1940-1942

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Autor: George Orwell

Diario de guerra mil novecientos cuarenta-mil novecientos cuarenta y dos es el recuento personal de uno de los primordiales escritores políticos de todos y cada uno de los tiempos sobre su experiencia a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Diario de guerra mil novecientos cuarenta-mil novecientos cuarenta y dos es el recuento personal de uno de los primordiales escritores políticos de todos y cada uno de los tiempos sobre su experiencia a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Frustrado pues su incapacidad física le impedía enlistarse en el ejército británico, Orwell pasó este periodo en la ciudad de Londres, entre bombardeos y amenazas de una largamente adelantada invasión de Hitler, misma que jamás se generó. El lector hallará un testimonio de primera mano que muestra a un Orwell fatalista, pesimista y acérrimamente crítico de la clase gobernante inglesa, siendo uno de sus blancos predilectos un político de la temporada llamado Winston Churchill. No obstante, más que un mero testimonio histórico, lo que se ofrece al lector es otra visión del enfrentamiento, considerablemente más íntima, que deja entender de qué forma se vivió en la ciudad de Londres, en lo rutinario, aquella gran guerra que en las crónicas históricas aparece tan extraña y distante. Un tanto a la forma foucaultiana, Orwell advierte que la enorme política y los entramados de poder comienzan desde abajo. Que por muy grande que sea la distancia y la diferencia entre la cúspide y la base, siempre y en todo momento hay una relación, si bien pueda resultar equívoca y también inapreciable para el observador común. Mas Orwell no es un observador común y como no es casualidad que su gran testamento político, mil novecientos ochenta y cuatro, originalmente fuera a llamarse The Last Man in Europe, por lo alégorico de su personaje central, el común y corriente Winston Smith, en Diario de guerra mil novecientos cuarenta-mil novecientos cuarenta y dos vemos de qué forma aun estando inmerso en una guerra mundial que amenaza con terminar con Inglaterra, Orwell examina los cimientos de la sociedad inglesa y no le complace lo que ve, produciéndose aseveraciones como la siguiente: «Siempre, cuando camino por las estaciones del metro, me enferma la publicidad, las estúpidas caras que te miran y los estridentes colores, la general y furiosa lucha por inducir a la gente a que gaste trabajo y material consumiendo inútiles lujos o bien perjudiciales drogas. Con cuánta basura va a barrer esta guerra, si tan solo podemos resistir el verano. La guerra es sencillamente el inverso de la vida civilizada; su leimotiv es "Maldad, sé mi bondad”, y es tanto lo bueno de la sociedad moderna que realmente es malo, que es controvertible el que en un cómputo la guerra haga daño".