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Autor: Octavio/Gransac Ariane Alberola
Las divisiones internas, las escisiones, las desavenencias entre los libertarios de la Península y los del exilio, al lado del acomodamiento y el temor a la ilegalización de los asilados en Francia, condujeron a una progresiva burocratización y también inmovilismo del Movimiento Libertario. A lo largo de la década de los sesenta una nueva generación de ácratas, organizados en las Juventudes Libertarias (FIJL), cuestionan esta situación y, con el apoyo de ciertos componentes experimentados, procuran hacer presente el Movimiento Libertario en las luchas obreras y estudiantiles que se desarrollaban en el Estado De España al lado, en una buena parte, de la oposición histórica «oficial».
